A pesar que sólo me han pasado cosas maravillosas aquí, debo reconocer que no dejo de extrañar. Si, es difícil estar en un lugar rodeada de personas sintiendo ese vacío, ese anhelo de volver a tener conmigo mi iphone.
Y es que es tan difícil en estos tiempos andar por la vida desconectada, es por eso que mi amado esposo al más puro estilo Mirageman vino el fin de semana pasado a dejármelo. Fue tan bello el reencuentro, lo abrazaba y no lo podía soltar, hablamos como nunca antes lo habíamos hecho. Obvio que después también abracé a mi esposo y conversamos un rato, si también lo extrañaba.
Pero ayer me llegó un cuenta telefónica, diciendo que me había excedido en mis minutos y que no lo podía utilizar hasta que cancelara la cuenta, -que raro, pensé, si sólo había llamado a mi hermana que tiene movistar igual que yo y jamás me había pasado de los minutos. Pues claro, cuando abrí el sobre me indigné al ver que estos ladrones me cobraban aparte de mi plan los minutos que según ellos son de larga distancia o algo llamado “roaming”.
Y al ver semejante brutalidad que debía pagar todos los meses y evaluar que tampoco aprendí nada de lo que me enseñaban en las clases (porque no se ingles) decidí regresar a mi chilito lindo y precioso, volver a mirar su hermosa cordillera y su mar, con ese bello desierto y sus maravillosos lugares verdes, con los moais y los indios picaros y por supuesto con NUESTRO pisco sour.
PS: No me hecharon antes de ayer de cheerleaders porque no tengo coordinación ni ritmo ya¿?