Uno de
los tantos días que viví en Paris, me dio por pasear por el maravilloso río
Sena, y como dice la tradición de los enamorados los que cuelgan un candado en
los puentes y tiran románticamente la llave como signo de unión, se mantendrán
juntos románticamente por toda la vida.
Si,
era bastante romántico para mi impotente soltería de esa época, pero no había más que hacer
que tomarse la respectiva foto con uno de los candados que otros enamorados
habían dejado en el lugar. Lamentablemente para ellos, se cruzaron en mi
camino, y cuando tomo el candado para la foto éste se abre.
Mientras
en otro lugar del mundo, podríamos decir Rancagua, una pareja comienza a
discutir:
Hombre:
Ya no te amo románticamente por toda la vida.
Mujer:
Ok, yo tampoco.
Yo en
mi intento de arreglar la cagadita que me acababa de mandar me puse a mascar un
chicle para unirlos.
Hombre:
Te amo románticamente por toda la vida nuevamente.
Mujer:
Ok, yo también.
Pero el
chicle se despegó definitivamente.
Hombre:
Ya no te amo románticamente por toda la vida.
Mujer:
Ok, yo tampoco.
Y fue
así como dejé a una familia sin el vínculo sagrado del matrimonio y me convertí
en una golfa internacional rompe hogares.
PD:
Agradecimiento especial a Taro por ayudarme a recordar esta historia =)