Candadito cerradito...#.-

lunes, 24 de noviembre de 2014




Uno de los tantos días que viví en Paris, me dio por pasear por el maravilloso río Sena, y como dice la tradición de los enamorados los que cuelgan un candado en los puentes y tiran románticamente la llave como signo de unión, se mantendrán juntos románticamente por toda la vida.

 Si, era bastante romántico para mi impotente soltería de esa época, pero no había más que hacer que tomarse la respectiva foto con uno de los candados que otros enamorados habían dejado en el lugar. Lamentablemente para ellos, se cruzaron en mi camino, y cuando tomo el candado para la foto éste se abre.

Mientras en otro lugar del mundo, podríamos decir Rancagua, una pareja comienza a discutir:

Hombre: Ya no te amo románticamente por toda la vida.
Mujer: Ok, yo tampoco.

Yo en mi intento de arreglar la cagadita que me acababa de mandar me puse a mascar un chicle para unirlos.

Hombre: Te amo románticamente por toda la vida nuevamente.
Mujer: Ok, yo también.

Pero el chicle se despegó definitivamente.

Hombre: Ya no te amo románticamente por toda la vida.
Mujer: Ok, yo tampoco.



Y fue así como dejé a una familia sin el vínculo sagrado del matrimonio y me convertí en una golfa internacional rompe hogares.


PD: Agradecimiento especial a Taro por ayudarme a recordar esta historia =)

Selfie con los pobres...#.-

miércoles, 19 de noviembre de 2014



Hace unos meses hice el viaje más místico que una persona puede vivir, si, fui a India. Me sentía cual Julia Robert en “Comer, rezar  y amar” todo era diferente, la gente, la comida, los olores, los paisajes, todo.
Acostumbrarse a Dheli no es fácil, ni menos si eres de los turistas que se creen shuper locos que no toman tours para impregnarse de las personas y su cultura, ¡y vaya que nos impregnamos!, pero fue de su olor y moscas que llegaban hasta la garganta.
Es por eso que quisimos caminar sin mapas por lugares normales en busca de lo cotidiano, fue en ese momento cuando un hombre caminando con una sola pierna apoyándose en muletas se nos acerca diciendo que si estábamos perdidos y que cerca estaba una de las mezquitas más conocidas de la zona, nos da las indicaciones y recordé tantos años viendo la Teletón y me dije: si le falta una pierna debe ser una buena persona, y así fue como caminamos de la mano hacía la mezquita.
Cuando llegamos tuvimos una desilusión, porque la mezquita no tenía nada de sorprendente, más bien parecía una casa abandonada con un par de budas pequeños en el suelo, pero quién era yo para juzgarlos por pensar que era algo increíble. Nos llevaron a una pieza que según pensaba yo era una sala de rezo y meditación ya que nos teníamos que acostar, fue tan placentera la experiencia que no recuerdo nada hasta que desperté  con un parche en el ojo.
Desde ese viaje que tengo que usar lentes y me quedan con tanto estilo. Gracias India por esa bella experiencia.