La estupidez se apoderó de mi...#.-

martes, 24 de febrero de 2009


Hoy salí de mi casa caminando felizmente hacia Rinconada con Berverly Hills donde pasa la I09 que me deja en las afueras de mi trabajo.

Me senté en la micro y saqué el cassette de Yuri, lo puse dentro de mi personal stereo y comencé a gozar con su ritmo.

Todo iba de mil maravillas, el paisaje estaba más lindo que nunca, me fijé que en las esquinas unos jovenzuelos pegaban afiches diciendo que Blur venía a Chile, además la construcción de la nueva municipalidad de Maipú estaba quedando majestuosa, todo se veía bien. Solo que justo al llegar a la plaza Maipú había un desvío que me retrasaba de mi cotidiana puntualidad. No le tomé asunto ya que todos los días salgo con 3 horas de anticipación por cualquier eventualidad que pueda pasar en el camino.

Mientras esperaba que la micro tomara su rumbo habitual para salir a pajaritos comencé a vivir un llamado Dèjavu, sentí que todo ese paisaje lo había vivido anteriormente, pero al revés.

Y efectivamente la micro estaba llegando al lugar de partida. Miro a mis alrededores y ninguna persona parecía desconcertada con semejante desvío, por lo que decidí hacer justicia por todos los que no se atrevían:

"¡Oye poh saco e`weas. Si, voh poh conshetumare!¿hasta cuando voy a esperar que sigai el recorrido como corresponde?" (le digo un tanto molesta al chofer)

Silencio….


Todo se tornó en un profundo silencio hasta que el chofer dice: señorita esta es la I05, no sé que micro pensó haber tomado.

Fin de maravillas...#.-

domingo, 22 de febrero de 2009


Durante todos mis años de vida me había autodenominado como una mujer aventurera, llena de experiencias peligrosas y emocionantes. Como esa vez que metí mi cabeza en la boca de mi perra, siendo que tiene un aliento peor que el de mi tía Estela al despertar, o como esa ocasión que me desplacé hasta la virgen de la plaza Maipú de guata como gusanito por concederme la manda de trabajar en un call center, o también cuando osadamente fui a comprar a la esquina de mi casa con mis pantuflas de leoncito.

Mil y una experiencias que me hacían pensar que era una Lola de más entretenida. Pero este día la imagen que erróneamente construí de mi se vio derrumbada.

Me la pase todo el día en mi trabajo esperando que me cayera una llamada y nada, me puse a jugar al bachillerato, pero no tenía la emoción del principio porque jugar sola ya no es tan entretenido, ni los 3 manjarates con las jaleas de frambuesa quitaban el aburrimiento que me invadía.

Hasta que se me ocurrió ir a verificar mi horario del día de mañana y descubrí que el domingo 22 de febrero lo tenía libre y había estado trabajando un día que estaba destinado a babear las sábanas.

Reí como nunca antes, y volví a ser la Lola con historietas emocionantes.